No cabe duda que la más reciente obra de la productora cinematográfica Disney/Pixar llamada “Coco” reafirma la infalible receta mercadotécnica que la compañía ha ido perfeccionando con los años. La película es un boom taquillero que rebasó los 700mdd en ganancias a nivel mundial y además goza de una desmesurada popularidad tanto de críticos como de público general; un verdadero hito en la historia tanto de los largometrajes animados como de la empresa que por cierto, este año fue merecedora de dos premios de la academia (Oscar) por esta obra.
“Coco” desarrolla su contexto estético y concibe sus elementos discursivos esenciales en la cultura y costumbres alrededor del “Día de muertos”; una celebración tradicional que encuentra sus orígenes en México y la cual honra cada año a los ancestros mediante particulares y coloridos rituales que remontan más de cinco siglos. Considerada un tabú por muchos años, la UNESCO declaró a esta festividad como Patrimonio Cultural inmaterial de la humanidad en el 2008. Definitivamente este hecho, aunado a la continua globalización cultural, así como la creciente hispanización de Estados Unidos han aportado los elementos necesarios para que Disney/Pixar pudiera crear un aparato para capitalizar y atrapar este mercado.
A pesar de que la cinta animada brinda una estimable representación de la cultura mexicana a través de la trama en la que un joven pueblerino llamado Miguel accidentalmente entra a un mitológico inframundo en busca de su padre, deriva a un brumoso y falaz destello de lo que a profundidad es una festividad rica en componentes sociológicos, políticos y etnológicos que han sido expuestos en distintos momentos históricos y en diversas expresiones artísticas que valdría la pena descubrir para así nutrir en mayor medida nuestro discernimiento hacia nuestras costumbres contemporáneas.
Mictecacíhuatl: La señora de los huesos
Tal vez el antecedente cultural más antiguo del culto a la muerte en México está contenido en el “Códice Borgia”; un manuscrito azteca de aproximadamente siete siglos de edad descubierto por los conquistadores europeos el cuál interpreta mediante glifos la mitología y cosmogonía de los precolombinos. En este documento histórico se encuentran trazados Mictlantecuhtli (Señor del Mictlán) y Mictecacíhuatl (Señora de los huesos), importantes deidades que salvaguardan el inframundo azteca (Mictlán) y daban la bienvenida a las almas de los fallecidos.
La creencia Azteca dicta que después de pasar un tiempo en el Mictlán, las almas regresan a sus lugares de origen. Considerando a la tristeza y el duelo como un insulto para ellas, en los pueblos se llevaban a cabo alegres festividades que llegaban a durar hasta veinte días, acogiendo a los espíritus y agradeciendo la bondad de los señores del Inframundo.
Con la llegada de los Europeos al continente americano en el siglo XVI, el subyugo religioso al que se sometieron los distintos grupos indígenas de Mesoamérica afectó en gran medida la cultura ancestral heredada. Si bien el culto a la muerte no se extinguió, El Cristianismo Europeo fusionó la tradición azteca con las prácticas propias del Día de todos los santos y la Conmemoración de los fieles difuntos. Este sincretismo derivó en la aceptación de los rituales cristianos por parte de los indígenas, y eventualmente en la conquista espiritual de México.
Es muy posible que la descripción y leyenda alrededor de Mictecacíhuatlfunjan como arquetipo para iconos modernos como “La Santa Muerte” y “La Catrina”.
“La Calavera Garbancera” (1910)
Una de las creaciones artísticas más populares y a la vez, más incomprendidas de la actualidad es la obra conocida como “La Catrina”; otrora una ilustración de crítica social, se convirtió en un ícono masivo que actualmente adorna los rituales del día de muertos mediante disfraces, imágenes y parafernalia alusiva que realmente tiene nula correspondencia y contexto con la festividad.
Un obra impresa grabada en metal por el mexicano José Guadalupe Posada y distribuida a través de publicaciones combativas de inicios del siglo XX, “La Calavera Garbancera” representaba una salerosa mofa a la clase popular que en busca de aparentar un mayor estatus social vestían y se comportaban a las costumbres europeas en ese entonces promovidas por el presidente Porfirio Díaz; Es así como la garbosa vestimenta contrasta con el esquelético rostro que simboliza la miseria y penuria que se vivía en la época. Acuñada años después por el muralista Diego Rivera como “Catrina” en su obra “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central.”, este singular personaje fue masificado y eventualmente pervertido con fines comerciales perdiendo paulatinamente sus cualidades simbólicas.
“Cerró sus ojitos Cleto” (1952)
Proclamado como “El cronista musical de la ciudad de México”, Salvador “Chava” Flores fue un importante compositor e interprete de canciones que contenían una narrativa rebosante de guasa e ironía que reflejaban las costumbres del México de la época.
En “Cerró sus ojitos Cleto”, Chava Flores hace gala de su peculiar estilo musical plagado de argot popular, doble sentido y frases coloquiales para narrar la muerte, entierro y velorio de su “compadre” Cleto, a quien le conceden practicas póstumas muy folclóricas como los “Rosarios” y las reuniones en las que se ingiere licor y se “lamenta” la muerte con juegos de azar y baile.
Si bien esta obra no es particularmente representativa del día de muertos, encuadra de forma asertiva las tradiciones y costumbres populares ante la muerte de algún cercano.
”Día de difuntos (Los hijos de la guayaba)” (1988)
Escrita y dirigida por Luis Alcoriza (Mecánica Nacional) y protagonizada por un admirable elenco nacional (Fernando Luján, Adalberto Martínez Resortes, María Rojo, Ernesto Gómez Cruz, entre otros), este largometraje mexicano exhibe una poderosa crítica político y social a través de una trama que se desarrolla por completo en un cementerio popular, en el cual personas de distintos estratos sociales se reúnen a pagar tributo a sus familiares fallecidos al visitar, limpiar y adornar sus criptas mientras conviven en un ritual muy común en zonas tanto urbanas como rurales de México.
Al transcurrir el día de muertos las personalidades, hábitos, edades, oficios e ideologías de cada personaje hilarán un discurso sombrío y pesimista acerca de la situación económica y gubernamental del país mientras conversan y viven situaciones que giran en lo cómico y lo trágico. Filmada a finales de los ochentas, resulta desmoralizador el hecho de que temas como la crisis económica, el mal gobierno y la desigualdad social continúen siendo elementos comunes y muy actuales en el país.
Además del discurso contestatario de la historia, los actores demuestran un verdadero dominio del léxico popular al desarrollar diálogos hilarantes y llenos de mexicanismos y fenómenos lingüísticos muy arraigados en ciertos estratos sociales. Es prudente contar con cierto bagaje verbal para entender el característico doble sentido y jocosidad que los mexicanos le imprimen a sus conversaciones informales.
Definitivamente no es un filme que los niños puedan disfrutar, pero un público mayor y más abierto a la reflexión encontrarán un acertadamente confeccionado y entretenido drama nacional.
“Hasta los huesos” (2001)
Multipremiado y proyectado en más de 60 festivales internacionales, este aclamado cortometraje mexicano realizado por el animador René Castillo mediante la técnica claymation relata el momento en el que un anónimo personaje da inicio a su viaje por un inframundo provisto de elementos folclóricos particularmente mexicanos. El centro nocturno, la vestimenta revolucionaria de los asistentes, el tequila o mezcal que se ingiere y la música de bolero que se performa son algunos componentes que decoran esta obra que también incluye al personaje de “La Catrina” y al Kukulcán, una de las más importantes deidades de la mitología maya.
Además de contar con un notable estilo y ejecución de animación cuadro por cuadro, la trama de este cortometraje nos brinda una profunda percepción del fin de la vida (y el posible comienzo de otra), así como de esta característica visión de la muerte en la que el jolgorio y la bohemia son parte esencial de la morada de los muertos.
“La Leyenda de la Nahuala” (2007)
Ganadora del “Ariel” y de la “Diosa de Plata” como mejor película animada en el 2008, este largometraje disfrutó del éxito en taquilla y se ha convertido en una de las sagas más fructíferas en México contando actualmente con cuatro secuelas y una serie de televisión.
La trama del filme en la que el niño Leo San Juan vencerá su miedo al adentrarse a una casona en la que habita una bruja (La Nahuala) para rescatar a su hermano Nando es rica en tradiciones, lenguaje, locaciones y demás elementos alrededor del día de muertos, De forma creativa la historia muestra la fusión de mitos precolombinos como el personaje de “La Nahuala” con las creencias católico/cristianas ya arraigadas en la cultura moderna mexicana. Es un trabajo de ficción que exhibe el sincretismo religioso que ha prevalecido en las costumbres contemporáneas del país, y de paso crea una atmósfera cómica y relajada de la mitología fantástica para ser asimilada por un público joven.
Cabe destacar que esta película contó con la participación de grandes cómicos de época (Manuel “Loco” Valdés, Andrés Bustamante, Rafael Inclán) que dieron voz a los coloridos personajes de esta historia.
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